tag:blogger.com,1999:blog-44743530857361112582024-03-13T23:58:27.032-07:00Es sabidoLa Nelly cultivando el interés por las vidas del barrio. No es chisme, es altruismo.Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.comBlogger9125tag:blogger.com,1999:blog-4474353085736111258.post-11549332581539522112020-10-31T17:22:00.002-07:002020-10-31T17:26:45.756-07:00Tomates rellenos<a href="http://bp0.blogger.com/_Dv-cGu9BmYU/SC2uzKal1vI/AAAAAAAAAAs/a0BKjySBedg/s1600-h/Imagen006.jpg"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5201005338675238642" src="http://bp0.blogger.com/_Dv-cGu9BmYU/SC2uzKal1vI/AAAAAAAAAAs/a0BKjySBedg/s320/Imagen006.jpg" style="cursor: hand; float: left; margin: 0px 10px 10px 0px;" /></a>
<div><span xmlns="">
<p>Es sabido que las vagas cuando quieren salir de algún apuro hacen tomates
rellenos. No es de mala, pero ante una situación que pone en riesgo nuestra
reputación como mujeres, hay que salir con la frente en alta: con fideos caseritos con
salsa de tomate y albahaca o como mínimo una tartita de berenjenas. No quiere
decir que todas sean unas vagas, pero que las hay, las hay, de eso pongo al
Jesusito de testigo. </p><p>Sin ir más lejos, la cuñada de Lucia para salir del apuro hizo tomatitos
rellenos. La cosa es que venía una amiga del marido. Ella, de vaga, se deslució con sus tomates, acto seguido el marido salió con esta amiga y no volvió más a la casa.
Obviamente que la pobre mujer quedó torturada: imagínense, por unos tomatitos ella
había perdido al hombre que amaba. Y no es que quería echarle la culpa al pobre
marido. No, señor. Ella, en el fondo sabía que la culpa era de los tomates y del arroz. </p><p>Mucho divagó en su cama: tomates, arroz; arroz y tomates. Y supo que su
venganza perfecta sería vengarse de ambos a la vez. Sí: vengarse tanto del tomate
como del arroz. Así que ideó un ingenioso pero inefectivo plan de arrojar tomates
rellenos a los almacenes de su barrio. Esto que parece cosa boba, en realidad no lo
es.</p><p>Como hoy estoy apuradita la cuento fácil: la cuestión es que se extralimitó de
su área barrial y continuó por todo Buenos Aires. Por suerte, tenía una cuenta
bancaria abultada que pensaba destinar en su operación de cáncer de mama y con
eso financió su macabro plan. Claro, la cuestión es que compró tantos tomates que
pronto había poca oferta. Al haber poca oferta, sube la demanda y ¡los precios! La
cuestión es que al cabo de unos meses, las juntas vecinales de todo Lanús, la
fueron buscar a su casa, pero la mujer había muerto de aquel cáncer del cual no se
operó por culpa de los tomates. </p><p>Recuerden: esfuércese. Ser vaga en la cocina es funesto</p></span></div>Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4474353085736111258.post-50653800933650344482020-10-27T16:03:00.002-07:002020-10-27T16:03:25.443-07:00Pionono <a href="http://4.bp.blogspot.com/_Dv-cGu9BmYU/SVjF2W4kUzI/AAAAAAAAACk/uWcx2NDmoYc/s1600-h/DSC01087.JPG"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5285191700365726514" src="http://4.bp.blogspot.com/_Dv-cGu9BmYU/SVjF2W4kUzI/AAAAAAAAACk/uWcx2NDmoYc/s320/DSC01087.JPG" style="cursor: hand; float: left; height: 240px; margin: 0px 10px 10px 0px; width: 320px;" /></a>
<div></div><p>Es sabido que el pionono relleno trae discordia. No hace falta leer mucho para
saber que en el enrolle del pionono hay un receptáculo donde se acumulan malos
augurios. Cuando una se entera que una vecina se le murió un familiar lejano que le
dejó una suculenta herencia, una se hace la que se alegra, pero le regala un
pionono como diciendo "ojalá que se te acabe toda la plata en un día de kermese y
estés en bancarrota". </p><p>Pero nosotras no somos de esas que se toman todo a la ligera y, por eso,
sabemos que si una vecina te regala un pionono, algo malo te quiere decir. Que las
hay poco precavidas, las hay. Es el caso de otra sobrina de la tía Silvita. </p><p>Esta muchacha (creo que se llamaba Zully) era bastante distraída, tanto así
que cuando quería comprar espagueti, se llevaba ravioles; que cuando ganaba al
prode en realidad había jugado a la quiniela; si sus hijos tenían piojos en la cabeza
en vez de vinagre les ponía crema antihemorroidal. Pero es una realidad muy grande
que las que son muy distraídas tienen mucha suerte. Esta sobrina no trabajaba
porque todos los días se encontraba plata en todas partes: las alacenas, la calle, los
tachos de basura, los bancos. Era de esperarse que esto le hiciera saltar la vena
gorda a alguna y esa era La Fanucha, la mujer con más plata y con más
frambuesita podrida de la cuadra. </p><p>Como quien no quiere la cosa esta Fanucha le regalaba piononos a la Zully.
Le ponía distintas cosas en su interior desde crema ácida hasta sulfato de sodio. La
sobrina como era tan modosita e ingenua los aceptaba pensando que con eso se
libraba de preparar el almuerzo. Así fue que comía esos piononos llenos de malos
augurios y poco a poco se fue enfermando de gastritis hasta que se le corroyó todo
el estómago y se murió. </p><p>La Fanucha estaba contenta pero claro está que todo lo muerto puede revivir
si anda muy rabioso. Claro, se ve que cuando la sobrina se enteró en el más allá de
por qué se había muerto, se agarró una rabieta tal que revivió. Cuando la Zully volvió
de nuevo a la vida, tenía el estómago agujereado pero andaba vivita y coleando, que
eso era lo más importante. Entonces, con sus fuerzas de recién revivida hizo un
pionono gigante, le tocó timbre a La Fanucha y la enrolló con roquefort, zanahoria y
mayonesa. Así fue que en el barrio se comió pionono de Fanucha por una semana
entera. </p><p>De veras que hay que ser precavida con el pionono, es cosa seria</p>Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4474353085736111258.post-55345614063273586812020-10-25T16:12:00.005-07:002020-10-25T16:12:20.629-07:00Scones<a href="http://bp1.blogger.com/_Dv-cGu9BmYU/R-zpnRqithI/AAAAAAAAAAU/88fS0VMxowY/s1600-h/Imagen025.jpg"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5182774132162606610" src="http://bp1.blogger.com/_Dv-cGu9BmYU/R-zpnRqithI/AAAAAAAAAAU/88fS0VMxowY/s320/Imagen025.jpg" style="cursor: hand; float: left; margin: 0px 10px 10px 0px;" /></a> <p>Es sabido que cada cosa redondita tiene su arte. Una puede transformar un objeto amorfo en cosa graciosa si sabe moldearla bien. Así sucede con los scones que mientras más redonditos son más graciosos y hasta incluso más ricos.</p><p>En busca de la belleza de lo redondo tengo una amiga que tiene una prima cuyo marido es gordito. Claro está que las panzas tullidas de alcohol son simpáticas, no en vano una toma copitas de amaretti con sus amigas. El problema está en que esa pancita no sea amorfa y ovalada, o peor aún con forma de la nada misma. Este es el caso del marido de la prima de mi amiga Lorena.</p><p>La cuestión es que esta mujer por obra de una amiga mala consejera dejó que su marido comiera sin ton ni son, dejando su panza poco graciosa. Mi amiga Lorena, que es más entendida en estos asuntos prácticos, le recomendó a su prima -puesto que su marido se negaba a tomar alcohol- que le hiciera unas camisas con guata. Es decir, sería una camisa común pero con una profundidad cóncava de guata para que la panza pueda alojarse ahí y adquirir forma de esfera. La cosa es que para obtener esa dimensión cóncava la mujer tenía que sacar muchas medidas y hacer operaciones matemáticas a fin de develar qué porción de guata podía castrar con la porción de grasa humana para poder dar nacimiento a una esfera.</p><p>Como una para estas labores quiere ser entendida, esta mujer recurrió a un instituto de barrio para estudiar matemáticas, pero la mente de esta señora en su afán de esferas aprendió tan rápido que en poco tiempo superó a su profesor. Acto seguido, fue a un instituto del centro donde le pasó lo mismo. Luego decidió ir a un terciario donde superó otra vez con creces no sólo el saber del profesor sino de todo el plantel de los profesores incluido el director.</p><p>A todo esto no hace falta aclarar que ella seguía en su elaboración de camisas, cada vez con más técnica, y su esposo empezó a devenir en ratoncillo de laboratorio. Tal es así que estaba encerrado en una jaula y cuando la mujer estaba mimosa lo dejaba pasear en una esfera aeróbica. La sabihonda mujer siguió sus estudios e investigaciones en la universidad. En dos años pudo terminar la carrera que a otros les cuesta una vida y como era de esperarse en tres horas superó el saber del decano. Siguió con su proyecto de investigación y distintos capitales extranjeros peleaban entre sí para financiarla.</p><p>Finalmente, ella ganó un premio Nobel y su marido sigue orgulloso con su esférica panza mitad guata mitad grasa encerrado en su jaula pero haciendo ejercicios aeróbicos.</p><p>Ya lo sabe: las esferas son la sal de la vida.</p>Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4474353085736111258.post-66305253545004368032020-08-06T06:34:00.000-07:002022-08-06T06:34:38.856-07:00Salchichón Primavera<a href="http://bp1.blogger.com/_Dv-cGu9BmYU/R_JL7xqitiI/AAAAAAAAAAc/W9-Ux7jd9LU/s1600-h/budin+de+pan.jpg"></a>
<div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhgN1iV76yEvDMSqu1ezy-899Z2fnZ8YUikxe6v2vhn0vinUuPl4gFiNj9DQC72jDxzvYm7TfYLwf-yAcKeoyiTgIkLShVxbnTSZ4nxwTUia7k1efc5-_Clu_IM7SD8lV8ocVQLOqJGr-A-jekfwSlCM-kYHg3IvAyhjfHt6Hyb-RurWphQH5cNJ-yCw/s680/salchichon-primavera-de-pollo-foto-principal.webp" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="482" data-original-width="680" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhgN1iV76yEvDMSqu1ezy-899Z2fnZ8YUikxe6v2vhn0vinUuPl4gFiNj9DQC72jDxzvYm7TfYLwf-yAcKeoyiTgIkLShVxbnTSZ4nxwTUia7k1efc5-_Clu_IM7SD8lV8ocVQLOqJGr-A-jekfwSlCM-kYHg3IvAyhjfHt6Hyb-RurWphQH5cNJ-yCw/s320/salchichon-primavera-de-pollo-foto-principal.webp" width="320" /></a></div>Es sabido que todas tenemos una filiación muy fuerte con lo dulce. Por ejemplo, ¿cuántas veces hemos rechazado un almuerzo para arrojarnos directamente sobre el postre? De más está decir, que hay unas como nosotras que nos encantan estas delicias complacientes pero hay otras que no. Es como si una pudiera hacer una división humana entre las dulceras y las que no.</div><div><br /></div><div>Lo que digo es que son sanos los dulces, al contrario de lo que piensa la gente común. Mi amiga Claudia que tiene contacto con la zona común, puesto que tiene que trabajar para afuera, conoce a una muchacha adicta por los fiambres. No hace falta explicar que entre la dicotomía humana anteriormente mencionada, quien ama mucho los fiambres aborrece los dulces y viceversa. La cuestión es que esta</div><div>mujer, es muy adicta a los fiambres.</div><div> </div><div>Primero, como quien no quiere la cosa, comenzó con el jamón. Pensó que no era nada, que era normal su fijación en este embutido. Después siguió con el salamín y si bien ya empezaba a mostrar un comportamiento anómalo en ella, pensó que solo era una etapa. Le siguió la mortadela, ahí ya sus amigas le aconsejaron que dejara estas cosas, que se iba a hacer adicta. Ella tontamente hizo oídos sordos y decía "no soy adicta, yo lo dejo cuando quiero". Creo que este fue el punto de inflexión en donde su adicción se hizo patente.</div><div><br /></div><div>Como toda adicción, nunca es suficiente y quería más. Al no tener amigas puesto que con su actitud fiambrómana las había empezado a perder, llegó a consumir el fiambre más pesado: el salchichón primavera. ¡Era de ver!, horas y horas comiendo salchichón sola en su departamento. Había dejado de trabajar y todo puesto que su adicción la consumía. Como consecuencia de esto, el dinero se iba menguando y vendía sus muebles para poder afrontar su vicio. De hecho, llegó a vender una mesita ratona muy bonita tan solo por 500g de salchichón rancio.</div><div><br /></div><div>Está visto que toda enfermedad semejante tiene una complicación. Una vecina muy buena y bastante metiche que vivía un piso abajo de la mujer adicta, decidió visitarla. Era de esperar que la adicta no abriese, entonces la vecina metiche desenvainó un juego de llaves que había hecho con miguita de pan sólida copiando todas las llaves de las puerta del edificio. Hay que hacer notar que estas actitudes metiches siempre son benéficas, para muestra sólo hace falta ver este caso.</div><div><br /></div><div>La cuestión es que la vecina entró y vio a la adicta tirada en el suelo llorando. La vecina preguntó "M'ija, ¿qué le pasa?", la adicta sólo le señaló sus pies. Lametiche no lo podía creer: los dedos de los pies de la adicta devinieron en salchichón primavera. Obviamente, que no podía levantarse porque los salchichones le pesaban y tampoco podía comérselos porque sufría de dedos martillo, callos, juanetes y uñas encarnadas, razón por la cual eran bastante feos al gusto. La metiche le dijo seriamente que debía dejar su adicción antes de convertirse toda ella en salchichón. La adicta estuvo de acuerdo.</div><div><br /></div><div>La metiche iba dos veces por día al departamento de la adicta. Día a día se iba curando de su adicción al mismo tiempo que hacía una rehabilitación fisioterapéutica para poder caminar con sus pies de salchichón. Las cosas por fortuna y obra de la metiche se fueron solucionando. La adicta dejó su adicción y pudo caminar con sus dos salchichones. Ahora trabaja en un colegio junto a mi amiga Claudia. Hace obras teatrales para niños con sus pies. A cada dedo salchichón le dibuja una carita, lo mueve y hasta los hace hablar. Es una verdadera artista, pero no hay que olvidarse todo lo que sufrió esta pobre mujer.</div></div><div><br /></div><div><div>Una vez más, hay que volver a repetir una frase que hasta nuestras abuelas nos los dicen: "no se fíen nunca de alguien que aborrece los dulces".</div></div>Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4474353085736111258.post-36561987770225183552008-08-20T06:38:00.001-07:002022-08-06T06:38:52.267-07:00Ensalada de lentejas<a href="http://3.bp.blogspot.com/_Dv-cGu9BmYU/SPamrnNEsqI/AAAAAAAAABk/fTsS1gtmfa8/s1600-h/Imagen013.jpg"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5257572883190035106" src="http://3.bp.blogspot.com/_Dv-cGu9BmYU/SPamrnNEsqI/AAAAAAAAABk/fTsS1gtmfa8/s320/Imagen013.jpg" style="cursor: hand; float: left; margin: 0px 10px 10px 0px;" /></a>
<div>Es sabido que una ensalada es cosa fácil de hacer, hasta nuestros pichichos pueden. Ahora, lo difícil es poder limpiar bien todo. No es bobería dejar la mesada sin un rastro de lenteja, ajo, lechuga y menos todavía limpiar la ensaladera sin ensuciar la pileta. Es de corajuda meter la mano en la pileta y sacar las lentejas que tapan el desagote. Y aquí vamos a un tema transcendental en la vida de cualquier ser humana útil: es imposible limpiar sin ensuciar.</div><div><br /></div><div>Lo que parece cosa tonta quizás no lo es tanto si cuento la historia de Silvita, la tía de un vecino. Era una mujer muy sabia y por eso sabía que había que estar equipada a la hora de limpiar porque siempre se ensucia. La cuestión es que si una ensucia con amor, entonces la mugre es orden. Es así que decidió nunca barrer el piso pero con guante de goma hacer figuras muy graciosas en el piso removiendo con el dedo la tierrita. También descubrió que las miguitas que quedan en el mantel pueden ser alineadas de manera tal que formen ojitos de murciélago. Su casa tenía mugre muy ordenada y limpia. </div><div><br /></div><div>Un buen día un amigo de este vecino visitó el hogar de la tía Silvia y le dijo algo que soprendió a esta mujer, le dijo que eso que ella hacía era arte. Silvita no dejó de reirse y con el pipí que le chorreaba llenó un florero y se lo dió como souvenir al visitante. </div><div><br /></div><div>La cuestión es que se hizo "artista" y viajó mucho. En todos los hoteles creaba su orden con la mugre y que luego era vendido por muchos millones en casitas de coleccionistas. Un día quiso visitar estas casitas y cuando vio que el piso era demasiado blanco al igual que las paredes, los muebles y los dientes de los amantes de los coleccionistas le agarró el ataque de limpiar todo. Tanto fue así que con mesntruación enceró los pisos. Los coleccionistas decidieron unánimamente en murmullos no decir palabra hasta que algún periodista dijera algo. Un crítico dijo que había que experimentar el arte y se deslizó por el laguito rojo de Silvita y así lo siguieron los coleccionistas. Uno a uno se iban tropezando y golpeándose la cabeza en el piso de marmol blanco. Luego quedaban en el suelo con la cabeza desangrada y cuando uno se desangraba, otros se tiraban y hacían lo mismo que los anteriores de manera tal que suelo estaba repleto de gente desangrada. Silvita miraba su limpieza feliz: muchas cabezas rotas, sangre y el piso de marmol. Y nunca se sintió tan satisfecha en su vida. Hasta que los desangrados se coviertieron el cadáveres y desprendieron olor, ahí comprendió que debía volver a usar lavandina. </div><div><br /></div><div>Así fue como solita entre todos los muertos limpió con lavandina el piso de marmol, sin antes ordenar a los muertos: en una pila puso a los peridistas, en otra a los coleccionistas, en otra a los amantes y por último al crítico lo puso como frutillita del postre. Volvió a la limpieza tradicional del limpie-ensucie. Siempre es bueno volver a las viejas costumbres.</div>Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4474353085736111258.post-26084235890110017972008-03-24T05:34:00.000-07:002020-10-25T15:56:22.040-07:00Torta<a href="http://bp1.blogger.com/_Dv-cGu9BmYU/R-egVhqitgI/AAAAAAAAAAM/T1dL6lvxqJM/s1600-h/Imagen028.jpg"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181286187987547650" src="http://bp1.blogger.com/_Dv-cGu9BmYU/R-egVhqitgI/AAAAAAAAAAM/T1dL6lvxqJM/s320/Imagen028.jpg" style="cursor: hand; float: left; margin: 0px 10px 10px 0px;" /></a><div>Es sabido que el bizcochuelo no es cosa fácil de hacer. Es más, me animaría a decir sin temor que es un arte y cuando digo arte, no me refiero a una labor de artesana, sino a una verdadera artista. Empecemos por la frustración que provoca el</div><div>pelmazo, o sea cuando se nos apelmaza el bizcochuelo. Esta es una cuestión arduamente discutida por mujeres de todo el planeta global. Supongamos que una hace las cosas bien: bate las claras a nieve como se debe con el batidor de alambre, utiliza la cantidad indecorosa de huevos que la Sra. Petrona indica, tamiza bien la harina y demás ingredientes secos; pero aún así no está garantizada la esponjosidad del bizcochuelo.</div><div><br /></div><div>Lejos de querer alarmar a la sociedad de las que sufrimos con los apelmazamientos, mi amiga Celeste ha tenido un episodio trágico a causa de esto. Percibí el teléfono a la madrugada y me contó su grave problema. Hay que imaginarse la situación: dos de la mañana, una amiga al teléfono quebrada en llanto,</div><div>el bizcochuelo apelmazado. La pobre Celeste pedía consejos de cómo suicidarse. Claro, una sabe que no es para menos en este tipo de situaciones. Precavidamente le recomendé que se hiciera té de nuez moscada y que lo tomara en abundancia. Luego de esto me despedí de mi amiga y le dije que siempre recordaría lo bien que le salía el bay biscuit y que seguro en el cielo algún ángel le daría polvo de hornear extraído de las nubes.</div><div><br /></div><div><div>Rápidamente mi amiga siguió mi consejo: se tiró en el piso de la cocina bebiendo de una olla de diez litros su té, luego se recostó aún más en el piso fregado con cloro y miro la pintura descascarada del techo hasta quedar inconsciente. En eso llegó su marido Fernando (¡vaya a saber una lo que hacía a</div><div>esas horas!) y como no entendía lo que pasaba aún viendo el bizcochuelo apelmazado, se le ocurrió pisar la abultada panza de su mujer yaciente para hacerle vomitar lo que había ingerido. Claro, él no se habrá imaginado que ingirió 10 litros de té. La cuestión es que efectivamente los 10 litros de té, más los cinco litros de llanto, más las tres botellas de whisky bebida en el momento de la desesperación hicieron que la cocina se inunde.</div><div><br /></div><div>Mi amiga se despertó de su viaje al más allá y se puso de pie, obviamente que hizo lo que una sabe hacer: regañar a quién le apretó el abdomen. El marido sólo atinaba a decir llorisqueando "No me di cuenta. Perdón, querida". La discusión se alargó hasta la mañana. Los dos estaban con el líquido de la inundación hasta las rodillas. Harta de la situación, mi amiga que es muy amorosa trató de finalizar</div><div>amenamente la disputa diciendo: "Dejá, cariño Andá a leer historietas que yo limpio todo y hago un té". Mientras estaba limpiando mi amiga divisó una mancha negra flotando, al acercarse se dio cuenta que era Loli, la perrita chihuahua. ¡Qué funesto el destino!</div></div><div><div><br /></div><div>La moraleja es que por culpa de un bizcochuelo apelmazado murió una inocente criatura: Loli. Es algo para que todas reflexionemos y para que en un cuadernito anotemos formas de suicidio efectivas ante casos de esta índole.</div></div>Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4474353085736111258.post-28618446202294834892008-03-10T14:59:00.001-07:002020-10-10T17:30:17.477-07:00EmpanadasEs sabido que una de las cosas más argentinas son las empanadas. Dicen
las gentes que la gran Doña Petrona se enojaba si ella preparaba empanadas para
sus comensales y éstos pedían concupiscentemente cubiertos para comerlas. Claro
está que comer empanadas con cubiertos es una gran picardía. El tener una masa
calentita entre las manos y mordisquear un repulgue no es moco de pavo.<div><br /></div><div>Tengo una amiga que vive en Quilmes cuya comadre tuvo un par de
altercados con la combinación de cubiertos y empanadas. Resulta que si nos
ponemos la mano en el corazón debemos confesar que nos gusta abarcar todo con
el tenedor. ¿Acaso hay algo más deshonroso que un pedacito de comida yaciendo
en el plato? Claro, esto es imperdonable, en un bocado hay que tener todo, porque
si una le puso cebolla, pan rallado, huevos a una comida, quiere comerlo todo junto,
no por cuotas. A una le gusta la belleza en su totalidad y no por fragmentos, esto me
parece que está bien clarito.</div><div><br /></div><div>La cuestión es que esta comadre se ensañó en aniquilar a una empanada de
humita con un tenedor. No hace falta que sea explícita: comer una empanada con
cubierto es una mutilación. La cuestión es que ella quiso ilusamente en un pinchazo
de tenedor tener todo: la masa, los granitos de choclo, la cebolla de verdeo
rehogada y el queso mantecoso derretido. De más está decir que hubo dos granos
de choclo que se escaparon al tenedor. Esta mujer seguía encaprichada en mutilar
otro pedacito del cuerpo de la empanada y obtener todos sus ingredientes y volvió a
fallar. </div><div><br /></div><div>Alguna me preguntará: ¿por qué no comer un bocado de la empanada
mutilada y luego recoger con el tenedor el granito de choclo fugitivo? Porque eso se
llama una cuota y lo que una quiere es un bocado, es un abecé de la vida eso.</div><div><br /></div><div>La cuestión es que esta mujer repitió muchas veces la misma operación:
cortar un bocado y fallar en el pinchazo. Este mecanismo lo repitió a lo largo de la
docena de empanadas sin éxito. No contenta con el resultado cocinó una docena
más de empanadas. Al llevarlas a la mesa, otra vez lo mismo. La decepción del
bocado fallido la desesperó y cocinó dos docenas más. Al no tener suerte en su
pinchazo, mandó a su hijo a hacer los mandados y comprarle más material. Una vez
que las bolsas de las compras descansaban sobre la mesa, la mujer le pegó un
sopapo a la criatura, le dijo que no le hable más y cerró la puerta de la cocina con
candado. A todo esto hay que aclarar que ya era hora de la cena y ya transcurrieron
nueve horas desde la primera docena. </div><div><br /></div><div>La mujer estaba exacerbada. Siguió cocinando toda la noche una y otra vez
sin dormir siquiera. El sol salió pero ella no se enteró porque su cocina era una cajita
de zapatos sin ventana ni respirador. La cuestión es que entre el monóxido de
carbono del horno y la vigilia la mujer se descompuso y quedó tirada en el piso como
el granito de choclo en el plato. </div><div><br /></div><div>Esta buena mujer era sola y su hijo no era muy vivaz que digamos. Claro,
una entiende a los pequeños, que están acostumbrados a que las mamás les hagan
todo, ni siquiera piensan por sí mismos. Este síndrome se extiende a lo largo de sus
vidas llegando a la adultez, donde precisarán los cuidados de una esposa para
asegurar su existencia en el mundo. </div><div><br /></div><div>La cuestión es que este nene se quedó jugando con unos muñequitos afuera
de la cocina, sentado en el piso. Estuvo un par de días esperando a que su mamá
saliera, con hambre, todo orinado y defecado. También tuvo un colapso y se
descompuso.</div><div><br /></div><div>La policía recién entró a los 20 días. Las vecinas la habían llamado porque el
olor a muerte y a empanadas era algo insoportable (sobre todo el olor a humita). Se
llevaron los cuerpos. Después mi amiga se enteró por el almacenero que a juzgar
por las compras que hizo la criatura, habrán sido 33 docenas la que cocinó esta
mujer.</div><div><br /></div><div>La suerte es que de esto podemos desprender una hermosa conclusión: <b>las
empanadas se comen con la mano</b>. Las más habilidosas pueden apuntar un cuadrito
con esta frase y colgarla en la cocina.</div>Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4474353085736111258.post-27165675884557794112008-01-28T06:56:00.001-08:002020-10-31T17:33:41.287-07:00Salsita de tomate<span xmlns=""><p>Es sabido que hay trucos secretos que en realidad se tratan de verdades
obvias. Se hacen pasar como “secretitos” pero para una son cosas sabidas. Voy al
punto: ¿una no se indigna cuando le dicen “el truco para quitar la acidez a la salsa
es una cucharita de azúcar”? Es como si a una la tomaran de tonta cuando le dicen cosas tan sabidas. Ya sé que la lista es larga: para calmar al niño llorando un poco
de vino en el chupete; si una sale con falda en invierno se agarra catarro en la
frambuesita; para tener limoncitos más pomposos hay que ponerse crema.</p><p>La cuestión es que un día estaba tomando un jerez con mi comadre Florinda
que estaba enojada (y con justa razón) porque su suegra le dijo que el truco para
hacer feliz a un marido era darle libertad para rascarse en público. Y recordábamos
esto de los trucos y surgió de pronto el del Bustolán, la crema para los limoncitos.</p><p>Cierto es que las mujeres siempre quisimos lucir nuestras joyas más
preciadas con toda pompa. Florinda me contaba de su amiga de Lomas de Zamora
que tenía el Bustolán en la mesita de luz. Está clarito para una, que lee publicidades,
que hay que esperar al menos 30 días. La cuestión es que esta mujer se confió tanto
en el truco, que pensaba que si aumentaba las porciones de producto y aumentaba
las veces en el día que se aplicaba la crema, sus limoncitos se convertirían en
pomelos. Así que casi ni hacía las cosas de la casa, se la pasaba de vaga todo el
día poniéndose crema a troche y moche. Tan confiada estaba que esto le
produciría efecto automático que ni se miraba los limoncitos en el espejo. </p><p>La cuestión es que cada 3 días se compraba corpiños de taza más grandes,
obviamente que no los rellenaba. Pero ella estaba orgullosa con su pecho erguido y
por no mirase, se pensaba que efectivamente los limones le estaba deviniendo en
pomelos. A veces se tomaba dos colectivos sólo para pasear por Santa Fe y Callao
con sus joyitas.</p><p>La cosa se fue a mayores cuando con el pasar de los días ella se pensó que
había llegado al talle 120. Su talle real debería ser como unos 80 y los corpiños le
quedaban grandísimos y ni que decir los vestidos. A ella no le importaba nada, como
la fábula del traje del emperador. Así caminaba, con una bolsa de aire entre el busto
y el corpiño.</p><p>La cuestión es que mientras pasaban los meses por la erosión del viento que
se le metía por el corpiño gigante, los pechos se le achicaban más y más. ¡Había
que verla! Primero tuvieron forma de bellota, luego de pasa de uva hasta que con el
pasar de los días, se les fueron poniendo para adentro. Primero como una pasita de
uva hacia adentro, una le podía meter el dedo y todo. Eran como hoyitos que luego
tomaron forma de bellota hacia adentro. Nadie se animaba a decirle nada porque
ella estaba orgullosa. Los pechos iban tomando formas extrañísimas pero siempre
con forma de hoyo.</p><p>Pasaron los meses, ella seguía caminando por Callao y Santa Fe y la gente
se mataba de risa viendo dos pequeñas pasas de uvas que le salían por la espalda.
Luego, devinieron en bellotas. Todas se mataban de risa, pero de esa risa amarga
como cuando el perro tiene gases. La cuestión es que la bellota devino en limón,
porque ella a todo esto seguía utilizando el Bustolán. Luego de limón en pomelo y
finalmente de limón en sandía. ¡Sí, llegó a sus amados 120! Pero claro está que los
tenía en la espalda. Ella seguía paseando por avenida Santa Fe pero esta vez con el
corpiño y el vestido al revés, la parte delantera en la espalda y la trasera al frente. </p><p> Como reflexión final, me gustaría que recordemos:<b> una no se tiene que
confiar en los trucos y secretitos, porque si funcionan demasiado bien pueden
jugarnos en contra.</b></p><p><br /></p></span>Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4474353085736111258.post-29590322010004141142008-01-14T11:06:00.001-08:002020-10-31T17:40:24.276-07:00Berenjenas en escabeche<span xmlns=""><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-gRnDchRKV-A/X4JNP1fMziI/AAAAAAAACr0/vYOLCgZ8ki8IULc362a-M0TaFCQm56-FQCLcBGAsYHQ/s751/berenjenas-al-escabeche-e1579114008615.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="422" data-original-width="751" src="https://1.bp.blogspot.com/-gRnDchRKV-A/X4JNP1fMziI/AAAAAAAACr0/vYOLCgZ8ki8IULc362a-M0TaFCQm56-FQCLcBGAsYHQ/s320/berenjenas-al-escabeche-e1579114008615.jpg" width="320" /></a></div><br />Es sabido que no siempre es época de berenjena. Todos los vegetales, si
están bien cosechados sin esas cosas de conservantes, células y químicos, tienen
sus épocas. El punto está en que si una sabe comprar y tiene su verdulero de
confianza, debe aprovechar al máximo la época del vegetal en cuestión.<p></p><p>Supongamos que es época de tomate, una tiene que hacer tomates
disecados, mermelada de tomate, salsas, conservas, etc. Si una lo deja bien
tapadito, la cosa se conserva. Pero, siempre hay que tener ojito con el exceso.
Tengo mis razones bien fundadas para decir lo que dije, yo no abro la boca para que
entren moscas. La cuestión es que una se emociona y ¡cómo no hacerlo! ¿Quién no
espera ansiosa al verano por la sandía, o al invierno por la naranja? </p><p>En fin, ahora cuento la experiencia para dar fe de lo dicho. Tengo una amiga
Celeste, que tiene una tía cuya amiga se intoxicó por comer berenjenas. La historia
es verídica y tenemos que tomarla en consideración si no queremos que nos pase lo
mismo que le pasó a esta mujer. Ella, como una, esperó ansiosa la época de las
berenjenas y sobre todo porque a su marido le gustaban las berenjenas al horno con
un poquito de vino blanco y papas. </p><p>Un buen día esta señora compró varios kilos, al día siguiente lo mismo y al
otro y otro igual. No sólo que comía todos los días berenjenas, sino que también
como era precavida, como una, hizo berenjenas en escabeche. La heladera
rebalsaba de tantos frascos de vidrio rellenados con berenjenas. El marido como era tan odioso no quería compartir con los vecinos. Eso es clásico de un señor que usa
alpargatas todo el día y que se rasca en público, ¿no? Claro, cuando una hace
mermeladas de durazno, o le florece el limonero, ¿no le comparte a la amiga? Claro
que sí. Sin ir más lejos estoy llena de ciruelas que me trajo mi prima cuando fue al
sur a la quinta de una amiga. </p><p>La cuestión es que esta señora hizo cual el marido le pidió. La heladera
estaba llena, tan llena que no cabía nada más. Una sabe muy bien que hay que
tener espacio porque cuando una cocina algo, tiene que guardar los restos en la
heladera, eso es lo más maravilloso de estos nuevos artefactos que con tanto
sacrificio de ahorro del salario del marido pudimos comprar. </p><p>En fin, la cuestión es que estuvieron comiendo berenjena a troche y moche todos los días. Los señores que se rascan en público pueden comer la misma
comida todos los días, como los perros, pero una no. Una necesita variedad en los
alimentos, no sólo por una cuestión estética, sino por una cuestión anémica. La cosa
es que este hombre hasta la obligaba a su mujer ponerse berenjenas en escabeche
en los ojos, para no comprar pepinos. Claro, él se había gastado un sueldo en
berenjenas y había que ahorrar, clásico pensamiento de alguien que se rasca en
público. </p><p>En fin, por actos de crueldad como este, a la mujer esta le agarró una
repulsión tan grande por las berenjenas que se empezó a volver loca. Lo digo de
veras: pesadillas, ataques de pánico, alucinaciones con berenjenas gigantes, de
todo. Al señor que se rasca en público esto le importó tres pepinos, para usar una
metáfora al tono. Hasta que un día la mujer se rebanó como berenjena y se echó
ajo. Cuando se quiso sacar el cabito, se arrancó la cabeza y así murió. </p><p>El marido cuando llegó del trabajo y vio a su mujer mutilada en el piso de la
cocina sólo supo hacer la única cosa que sabía hacer: rascarse y abrir la heladera
para comer más berenjenas. </p><p>Todo esto es para decirle que de veras tenga cuidado con los excesos de
conservas. <b>Todas queremos usar nuestro frasco, pero hay que tener moderación.</b></p></span>Nellyhttp://www.blogger.com/profile/00389229996304872194noreply@blogger.com0