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Mostrando entradas de octubre, 2020

Tomates rellenos

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Es sabido que las vagas cuando quieren salir de algún apuro hacen tomates rellenos. No es de mala, pero ante una situación que pone en riesgo nuestra reputación como mujeres, hay que salir con la frente en alta: con fideos caseritos con salsa de tomate y albahaca o como mínimo una tartita de berenjenas. No quiere decir que todas sean unas vagas, pero que las hay, las hay, de eso pongo al Jesusito de testigo.  Sin ir más lejos, la cuñada de Lucia para salir del apuro hizo tomatitos rellenos. La cosa es que venía una amiga del marido. Ella, de vaga, se deslució con  sus tomates, acto seguido el marido salió con esta amiga y no volvió más a la casa. Obviamente que la pobre mujer quedó torturada: imagínense, por unos tomatitos ella había perdido al hombre que amaba. Y no es que quería echarle la culpa al pobre marido. No, señor. Ella, en el fondo sabía que la culpa era de los tomates y del arroz.  Mucho divagó en su cama: tomates, arroz; arroz y tomates. Y supo que su venganza perfecta s

Pionono

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Es sabido que el pionono relleno trae discordia. No hace falta leer mucho para saber que en el enrolle del pionono hay un receptáculo donde se acumulan malos augurios. Cuando una se entera que una vecina se le murió un familiar lejano que le dejó una suculenta herencia, una se hace la que se alegra, pero le regala un pionono como diciendo "ojalá que se te acabe toda la plata en un día de kermese y estés en bancarrota".  Pero nosotras no somos de esas que se toman todo a la ligera y, por eso, sabemos que si una vecina te regala un pionono, algo malo te quiere decir. Que las hay poco precavidas, las hay. Es el caso de otra sobrina de la tía Silvita.  Esta muchacha (creo que se llamaba Zully) era bastante distraída, tanto así que cuando quería comprar espagueti, se llevaba ravioles; que cuando ganaba al prode en realidad había jugado a la quiniela; si sus hijos tenían piojos en la cabeza en vez de vinagre les ponía crema antihemorroidal. Pero es una realidad muy grande que las

Scones

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Es sabido que cada cosa redondita tiene su arte. Una puede transformar un objeto amorfo en cosa graciosa si sabe moldearla bien. Así sucede con los scones que mientras más redonditos son más graciosos y hasta incluso más ricos. En busca de la belleza de lo redondo tengo una amiga que tiene una prima cuyo marido es gordito. Claro está que las panzas tullidas de alcohol son simpáticas, no en vano una toma copitas de amaretti con sus amigas. El problema está en que esa pancita no sea amorfa y ovalada, o peor aún con forma de la nada misma. Este es el caso del marido de la prima de mi amiga Lorena. La cuestión es que esta mujer por obra de una amiga mala consejera dejó que su marido comiera sin ton ni son, dejando su panza poco graciosa. Mi amiga Lorena, que es más entendida en estos asuntos prácticos, le recomendó a su prima -puesto que su marido se negaba a tomar alcohol- que le hiciera unas camisas con guata. Es decir, sería una camisa común pero con una profundidad cóncava de guata p