Tomates rellenos

Es sabido que las vagas cuando quieren salir de algún apuro hacen tomates rellenos. No es de mala, pero ante una situación que pone en riesgo nuestra reputación como mujeres, hay que salir con la frente en alta: con fideos caseritos con salsa de tomate y albahaca o como mínimo una tartita de berenjenas. No quiere decir que todas sean unas vagas, pero que las hay, las hay, de eso pongo al Jesusito de testigo. Sin ir más lejos, la cuñada de Lucia para salir del apuro hizo tomatitos rellenos. La cosa es que venía una amiga del marido. Ella, de vaga, se deslució con sus tomates, acto seguido el marido salió con esta amiga y no volvió más a la casa. Obviamente que la pobre mujer quedó torturada: imagínense, por unos tomatitos ella había perdido al hombre que amaba. Y no es que quería echarle la culpa al pobre marido. No, señor. Ella, en el fondo sabía que la culpa era de los tomates y del arroz. Mucho divagó en su cama: tomates, arroz; arroz y tomates. Y supo que su venga...